El mundo está en constante evolución. En muchas organizaciones estamos viendo una transformación digital, que gracias a la tecnología, genera nuevas formas de trabajar, nuevos negocios, nuevos procesos de fabricación, o nuevos servicios a los ciudadanos.
Los sectores son variados, y tenemos ejemplos en casi todos los ámbitos de nuestras vidas, ya sea reservando el viaje o el alojamiento de nuestras próximas vacaciones, haciendo un pago desde una aplicación en nuestro móvil, cogiendo un taxi, y un largo etcétera.
El cloud computing es una de las herramientas que están ayudando a esta transformación, ya sea en grandes empresas, pymes u organismos públicos, ya que hace accesible la tecnología más puntera a todo tipo de organizaciones, con menores costes que las soluciones tradicionales, y sin barreras de entrada.
Pero ¿qué es Cloud Computing? Pues es una forma de consumir servicios informáticos, con un modelo de negocio donde no compramos los equipos para prestar unos determinados servicios, si no que se contratan estos servicios directamente, y es el proveedor cloud el que pone a nuestra disposición los equipos, el software, los procesos, y lo más importante, el conocimiento, para tener un servicio con garantías y a buen precio.
Todo esto ha sido propiciado por una gran evolución tecnológica en los últimos años, que ha hecho posible utilizar este modelo, y disponer de tecnologías que hace no tanto tiempo parecían sacadas de una película de ciencia ficción.
Comenzando por las redes de comunicaciones, desde nuestros teléfonos móviles, casas y negocios, hasta las nuevas fábricas de última generación, los coches conectados o las prendas de ropa “inteligentes”, necesitamos de comunicaciones para hacer que estos dispositivos cobren “vida” y podamos procesar la información que generan en un servicio cloud, y que luego podamos utilizar esa información en nuestro ordenador, teléfono o televisión.
El siguiente paso ha sido el incremento de la capacidad de proceso y almacenamiento de los equipos informáticos, que nos permiten tratar cantidades de información ingentes, y hacerlo de forma mucho más aprovechable, junto con tecnologías de virtualización que permiten compartir recursos entre diferentes proyectos o usuarios, y mover estos servicios de un componente a otro, incluso de un determinado lugar físico a otro continente.
Otro paso importante ha sido la utilización de tecnologías de inteligencia artificial, para realizar un análisis de los datos más rico, que permita obtener mayor conocimiento de lo que pasa en nuestras vidas o negocios, y utilizar ese conocimiento en un valor o servicio adicional.
Un gran mercado en la nube
El mercado de cloud supera los 100 billones de dólares y creciendo. Es un mercado en el que existirán una serie de players mundiales en un entorno muy concentrado.
Google lleva más de 18 años construyendo centros de datos y redes de comunicaciones, y es uno de los mayores proveedores de nube, al que acuden organizaciones de todo el mundo para utilizar servicios de colaboración, almacenamiento y procesado de datos, y todo tipo aplicaciones empresariales.
Durante mucho tiempo, estos centros de datos se vieron como un activo propio para poder hacer realidad YouTube, Google Maps o Android. Hace unos años Google vió una oportunidad de negocio en poner esos equipos y conocimientos a disposición del público, para que organizaciones de cualquier tamaño puedan aprovechar la tecnología más puntera en sus propios negocios.
¿Qué ofrece Google?
Google Cloud ofrece un amplio rango de servicios, que van desde la infraestructura básica, es decir, se pueden alquilar ordenadores, almacenamiento o comunicaciones funcionando en los centros de datos de Google, a soluciones más complejas, como bases de datos, servicios de replicación, contenedores, etc.
Además, la inteligencia artificial o “machine learning” está siendo una revolución, una nueva forma de desarrollar software y analizar la información de que disponemos, algo que Google ya está aplicando a muchos de los productos que utilizamos en nuestro día a día, como Google Maps o Google Translator, y que ha sido pionera en ofrecer como un servicio a los clientes de Google Cloud.
Google cuenta con un “know-how” único, con una infraestructura sorprendente que incluye millones de servidores distribuidos por todo el mundo, una red de comunicaciones propia que conecta todos sus centros de datos, incluyendo cables submarinos entre continentes, y hardware y software especialmente diseñado para dar vida a muchos de los servicios informáticos más populares y con mayor número de usuarios del mundo.
La ventaja de Google Cloud, es que las organizaciones pueden construir, de forma sencilla y económica, sus propios servicios sobre esta misma infraestructura, y hacerlos crecer todo lo que sea necesario, como vimos hace unos meses con el exitoso Pokemon Go.
¿Cómo trabajar con Google Cloud?
Google trabaja con una serie de partners que facilitan la adopción de estos productos y servicios a todo tipo de organizaciones, ya sea para tener todos sus recursos informáticos en la nube, como pasa con muchas nuevas compañías, o para utilizar los servicios cloud para una parte, cada vez más relevante, de sus servicios.
La integración de tecnologías tradicionales, y la capacidad de mover los servicios existentes está siendo clave para facilitar la adopción de los servicios de Google Cloud; adicionalmente se puede realizar una evolución, o mejor dicho, revolución tecnológica, utilizando las tecnologías más punteras, en computación, almacenamiento, comunicaciones, analítica, etc., para explotar el potencial digital de cualquier organización.
Actualmente más de tres millones de empresas a nivel mundial utilizan las soluciones de Google Cloud y confían en la innovación y mejora de sus productos.
La gran revolución llega con la inclusión al equipo de Diane Greene, Presidente de Google Cloud la que ha dado una visión mundial de las posibilidades del cloud computing. Hay buenas noticias: La nube está a menos del 5% del potencial que tiene. Todo está por hacerse en los próximos años y Google tiene todo los componentes para llegar más allá.