Nos encontramos en un periodo de cambios sin precedentes. Las presiones políticas, económicas y tecnológicas están transformando el mundo más deprisa que nunca. Esta situación exige una nueva forma de pensar, la voluntad de colaborar y el compromiso de usar el ingenio colectivo para crear un futuro mejor.
La revolución de la inteligencia artificial (IA) es un claro ejemplo de esta oportunidad, pero requiere un esfuerzo conjunto para que todo el mundo pueda disfrutar de sus ventajas de forma responsable.
En este artículo de Think with Google, revelaremos insights clave de nuestro evento sobre liderazgo Google Zeitgeist y os contaremos lo que piensan algunos visionarios muy influyentes sobre el impacto que tendrá la IA en las empresas y la sociedad.
Aprovechar la IA para aumentar la productividad y la creatividad
La IA no es algo nuevo: en Google llevamos años implementándola en nuestros productos para mejorar la comprensión de texto, imágenes y vídeo. Gracias a esta labor pionera, podemos disfrutar de los avances que hoy nos rodean. La IA es una tecnología mucho más amplia que los primeros bots de chat que tanto nos han impresionado últimamente. Aprovechar su potencial puede ser sumamente beneficioso para la humanidad y, para ello, deberemos aunar todos nuestros esfuerzos.
Estamos haciendo avances científicos extraordinarios que mejorarán miles de millones de vidas: en investigación de enfermedades, ciencia de materiales, cribado, energía y sostenibilidad, etc. Esta tecnología también se aplica en las herramientas que usas diariamente para aumentar la productividad y la creatividad.
Solo en Europa, la IA generativa puede hacer crecer la economía en 1,2 billones de euros creando nuevos puestos de trabajo y contribuyendo a generar nuevas oportunidades empresariales. Gracias a la IA, la mayoría de los trabajadores podrán hacer sus tareas de forma más rápida y eficaz, y dedicar más tiempo a aquellos trabajos que solo pueden realizar los humanos.
Las personas deben prepararse para los empleos sostenibles y las nuevas oportunidades. Por ello, trabajamos codo a codo con gobiernos, sindicatos y organizaciones empresariales para ofrecer a todos los trabajadores formaciones que les ayuden a mejorar las competencias digitales, y hemos creado un fondo de 25 millones de euros para facilitar la transición.
La IA también tiene repercusiones importantes para la seguridad y la estabilidad en todo el mundo. En este año de elecciones en Europa y Estados Unidos, abordar la desinformación de forma responsable es clave para la seguridad del proceso democrático. Por este motivo, para que resulte más fácil identificar el contenido generado por IA, hemos introducido nuevas herramientas y políticas, como SynthID, que inserta una marca de agua digital en las imágenes y el audio creados por herramientas basadas en la IA de Google.
Cada vez somos más conscientes del potencial positivo de la IA. Para garantizar entornos de trabajo seguros e inclusivos, los Gobiernos, las empresas tecnológicas y las comunidades deben definir conjuntamente las reglas, las competencias y las herramientas que permiten hacer frente a los usos inadecuados y sacan lo mejor de la humanidad.
Generar confianza es fundamental para el futuro de la IA
La capacidad que tienen los modelos de lenguaje extenso (LLMs) de extraer y resumir grandes cantidades de información de una amplia variedad de fuentes tendrá un profundo impacto en el futuro del consumo de medios, ya que cambiará radicalmente la manera en que las personas se informan de lo que ocurre en el mundo.
Este cambio en su funcionamiento permite mejorar enormemente la precisión de las solicitudes y es muy eficiente, lo que hace que los usuarios puedan obtener información con mucha más rapidez. Sin embargo, existe el riesgo de no saber de dónde procede la información o si es fiable.
Por ello, creo que los medios de noticias de calidad no desaparecerán nunca, puesto que son los periodistas quienes deben velar por generar confianza, investigando y contrastando información compleja de varias fuentes.
Tomemos el ejemplo del escándalo de los gastos parlamentarios del Reino Unido, que destapó que unos 40 diputados habían reclamado unos gastos de forma fraudulenta a cuenta del erario público. Aunque la IA podría haber consultado los miles de documentos y resumido los hallazgos mucho más fácilmente, se necesita el juicio humano para determinar qué es de interés periodístico y qué no.
Creo que la IA evolucionará del mismo modo que la mayoría de las tecnologías de Internet, en un mercado abierto y competitivo que favorece a las startups y a los aficionados. Esto no significa que no habrá líderes, pero no existirá una situación en la que solo haya cuatro grandes empresas que se encarguen de todo esto y el resto debamos hacer las maletas e irnos a casa. Por ejemplo, una pequeña empresa con acceso a IA generativa de código abierto puede ser superpoderosa.
¿Y cómo será el futuro de Wikipedia? Creo que se usarán LLMs para mejorar la comunidad. Por ejemplo, se analizarán las entradas a gran escala para buscar afirmaciones sesgadas o se mejorará la interfaz para que los usuarios puedan formular preguntas concretas y obtener la respuesta adecuada. Sin embargo, los principios básicos seguirán siendo fundamentalmente los mismos: aportar ideas para el debate e intercambiar opiniones para llegar a la verdad. Al fin y al cabo, esto es lo que mejor sabemos hacer los humanos.
AlphaFold ha descifrado el componente fundamental de la vida
Me he pasado los últimos 50 años estudiando las proteínas, que son el componente fundamental de la vida. Cuando empecé, conocíamos menos de 20 estructuras proteicas. Hoy, hay más de 200.000. Y con la base de datos de estructuras proteicas AlphaFold, desarrollada conjuntamente por Google DeepMind y el Instituto Europeo de Bioinfórmatica del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), las posibilidades son ilimitadas, ya que podemos predecir la estructura de prácticamente cualquier proteína. Esto tendrá un impacto transformador en el futuro de la medicina.
La vida ha surgido de la evolución y esto ayuda mucho a un sistema de aprendizaje, porque todo es consecuencia de algo que ha ocurrido con anterioridad. La IA puede aprender estos patrones y, si se combina con un ecosistema de datos abiertos, es una herramienta sumamente eficaz para ayudarnos a saber qué ocurre a nivel molecular en nuestro cuerpo y en el mundo que nos rodea.
Mis últimos trabajos sobre las enzimas, que son los biocatalizadores de la vida, y sobre la "enfermedad" de envejecer han avanzado enormemente. Entre otras cosas, he diseñado fármacos que combaten enfermedades infecciosas y resistentes a los antibióticos, y también nuevos tratamientos para la demencia y el cáncer que permiten envejecer de forma saludable.
La capacidad de diseñar nuevas proteínas es también apasionante para la biodiversidad, ya que podría resolver muchos de los problemas medioambientales actuales. Por ejemplo, si desarrolláramos enzimas capaces de digerir plástico y material radioactivo, podríamos reducir los residuos nocivos.
En otras áreas estamos viendo avances científicos en la tecnología de la imagen que nos permiten ver la vida en acción a nivel celular. Por otro lado, en la medicina se pueden hacer diagnósticos más precisos con la ayuda de las nuevas herramientas computacionales que, combinadas con la robótica, permiten efectuar cirugías complejas.
Además de estas llamativas contribuciones a la ciencia, no debemos subestimar la utilidad de la IA en las tareas básicas que mejoran la práctica médica, como la preparación de solicitudes de nuevos fármacos para las autoridades reguladoras de medicamentos o en la investigación. Me recuerda a la fiebre del oro, un fenómeno en que los que se enriquecieron no fueron los mineros, sino quienes les suministraron los cubos y las palas.
¿Los datos nos ciegan? La IA nos puede ayudar a verlo todo más claro
En el Poverty Action Lab del MIT, probamos ideas rigurosamente para buscar respuestas a los problemas que afectan a las personas más desfavorecidas de la sociedad, en ámbitos que van desde las desigualdades en la sanidad y la educación hasta el acceso a créditos y la movilidad social.
Estas pruebas aleatorizadas a gran escala incluyen a millones de personas y se diseñan con el objetivo de erradicar la pobreza en todo el mundo. Al fin y al cabo, este es el problema económico más importante que tendremos en la sociedad.
No se sabe con certeza si la IA puede contribuir a paliar la pobreza ni en qué sentido lo hará. Sin embargo, una cosa está clara: la desigualdad no es solo la consecuencia del cambio tecnológico, sino el resultado de las decisiones políticas. Necesitamos pruebas científicas para evaluar estas políticas.
Sabemos que muchos empleos de cualificación baja o media (por ejemplo, en el sector tecnológico de la India) se verán afectados. Lo que no sabemos es dónde se crearán nuevos puestos de trabajo, cuántos se van a crear y cuál es la demanda de lo que producirán estos empleos. Lo bueno de la IA es que potenciará el crecimiento de la productividad. En mis propias investigaciones, ya estoy viendo las ventajas que ofrece al analizar millones de simulaciones rápidamente y resumir los hallazgos más complejos.
En la sanidad, podría transformar el trabajo de los médicos (por ejemplo, haciendo diagnósticos) y salvar muchas vidas. Por otro lado, podría ayudar a los Gobiernos a dirigir sus programas sociales a los más necesitados.
No obstante, muchos usos de la IA también podrían tener consecuencias no deseadas. Debemos hacer una evaluación más rigurosa para maximizar las ventajas de la IA y protegernos de sus efectos adversos. Me gusta la idea de que la IA mantiene nuestra honestidad porque detecta la desinformación (aunque también me preocupa su capacidad de generar desinformación).
A menudo nos sentimos abrumados por la gran cantidad de datos que existen en el mundo. Tal vez en el futuro, la IA nos pueda ayudar a verlo todo más claro.