Las marcas que se preocupan por mejorar la velocidad de carga de sus sitios web móviles, a menudo encontrarán que retroceden rápidamente. Esto sucede porque optimizar el rendimiento de un m-site es muy similar a ponerse en forma: no alcanza con hacer actividad física solo una vez; se trata de cambiar el estilo de vida.
Una buena estrategia para abordar esta problemática es con un presupuesto de performance. Se trata de un conjunto de límites impuestos a ciertas métricas que afectan el rendimiento del sitio web. Por ejemplo, el tamaño total de una página, el tiempo que tarda en cargarse en una red móvil o, incluso, la cantidad de solicitudes HTTP enviadas.
Al igual que un presupuesto financiero, se establece un tope máximo y los especialistas en marketing se aseguran de mantenerse dentro de él. Un buen presupuesto de performance incluye diferentes indicadores y es el primer paso para optimizar el rendimiento de una web. Un plan de este tipo, para una página de producto, puede tener el siguiente aspecto:
Una vez establecido el presupuesto de performance se le debe aplicar uno de rendimiento. Esto significa, por ejemplo, incorporar este último al proceso de creación y de reporte. En esta integración continua se pueden incluir soluciones como Lighthouse, una herramienta automatizada de código abierto diseñada para mejorar la calidad de las apps web. Además, escribiendo las pruebas que fallan es posible construir un compilado de las métricas que caen por debajo del umbral previamente establecido.
Con informes periódicos a través de paneles o informes de resumen se pueden mejorar la visibilidad y la rendición de cuentas de la empresa. Compañías como Pinterest, por ejemplo, implementaron con éxito presupuestos de performance para asegurarse de que sus experiencias se mantuvieran rápidas.
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